El mejor trabajo

Un joven de 22 años es el primer “catador” de alfajores del país

Se llama Facundo Calabró pero todos lo conocen como el “Catador de alfajores ”. Tiene 22 años, es locutor, community manager y estudiante de Letras. Al unir todo esto con su pasión por la golosina más famosa de la Argentina albergó en sus diferentes redes sociales más de 130 mil seguidores.

“En mi dieta cotidiana los alfajores son la excepción más que la norma”, explicó Facundo en una entrevista en medio de la “semana del alfajor” que transcurre del 1 al 7 de mayo.

Con respecto a los gustos y formas de preparación que tiene en cuenta a la hora de probarlos y recomendarlos el joven señaló que: “Si el alfajor tiene una galleta trivial no me interesa porque la verdad es que hay muchos sabores esterotipados al ser un producto industrial. Yo lo que trato de identificar es lo que se desvía de la norma.”

  Por supuesto no es menor la consulta sobre el alfajor preferido por su paladar, Facundo mencionó que dentro del género marplatense me fascina un alfajor que es de San Antonio de Areco, que se llama La Olla de Cobre. Es un alfajor artesanal que ya tiene más de 40 años y tiene un balance de sabores y de texturas muy moderno, que es impactante cuando uno lo prueba. De todas maneras, y hablando de paradigmas, prefiero más los alfajores de masa salada, rústica y cobertura de merengue, porque ayudan a realzar el dulce de leche. 

Consultado por los que menos le gustan, el joven señaló que “Los alfajores baratos son muy berretas, al punto que los persigue la ANMAT y prohíbe la comercialización de ciertos lotes. Yo no los pruebo más, los comía cuando era chico y bastante mal me habrán hecho. Mi batalla va más contra los alfajores que son caros, muy pretenciosos y en la práctica no tienen nada de original. Unos son los de multinacionales, que derivan de golosinas y que son un invento del marketing. El alfajor Pepitos, el alfajor Oreo y el alfajor Bon o Bon son los que más aborrezco, son inventos sin ningún tipo de sustancia. Cuando uno los prueba son alfajores muy comibles, pero no tienen nada de interesante. También es mi gran enemigo esa especie de mamushka prefabricada de algunos supuestos productores artesanales que superponen golosinas prefabricadas, una moda que ahora está explotando en Instagram y me resulta incomprensible. Es la consecuencia de la moda del porn food.”