Con el desafío de promover el enoturismo, Argentina y Chile se unieron para ofrecer la ruta del vino más larga del mundo, que cuenta con 1.300 kilómetros de extensión y atraviesa varias regiones productoras de ambos países. El circuito pasa por la zona de Coquimbo, en Chile y por las provincias argentinas de San Juan, La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero.
Además de disfrutar la esencia del vino, los visitantes podrán conocer el pasado de la actividad, ya que la ruta evoca el camino que hicieron los conquistadores en 1553 cuando atravesaron varias provincias argentinas para fundar la ciudad de Santiago del Estero y desarrollar allí las primeras vides del país. De esta manera, la ruta pretende ser, no solo un circuito del vino, sino también una propuesta histórica con experiencias enoturísticas emblemáticas.
Lugares y actividades que comprende
Más de 185 son las bodegas que integran la ruta del vino de Argentina y Chile. El turista puede, además, hospedarse en hoteles, encontrar variados restaurantes, termas, museos y conocer de los mismos habitantes saberes ancestrales sobre la forma de plantar y cultivar las vides.
La iniciativa, de esta manera, pretende ampliar la visita a viñedos con otros paseos a íconos turísticos de la zona, como el Parque Nacional de Talampaya, en La Rioja, La Cuesta del Portezuelo, en Catamarca y las Termas de Río Hondo en Santiago del Estero.
La idea del proyecto fue elaborada y sustentada por el Instituto de Promoción Turística de Argentina (Inprotur) con el acompañamiento de la Organización Mundial del Enoturismo (Omet).