Entre Ríos al natural

Avistaje de flora y fauna en el Parque Nacional el Palmar

El Parque Nacional El Palmar, en las cercanías de la ciudad de Colón, sale al cruce de quienes lo visitan con una diversidad de flora y fauna que, en sus 8500 hectáreas, es atravesada por las ecorregiones Pampeana y Del Espinal.

Los guías profesionales destacan que lo importante siempre es conocer los horarios habituales de cada especie y, en particular, la manera en que se alimentan para poder hallarles. A esto lo tienen muy presente quienes arriban motivados por la práctica del avistaje, acostumbrados a tomarse el paciente espacio para aguardar el momento justo para conmoverse con una postal.

La naturaleza al paso

En la zona de pastizales y lagunas, los carpinchos, conocidos como los roedores más grandes del mundo, se revuelcan en el barro, se alimentan y toman sol ante la atenta mirada de sorprendidos visitantes. En el ámbito común, aves autóctonas y otras que migran estacionalmente sobrevuelan el paisaje, descansan y nutren la mirada con inenarrables relatos silenciosos.

Cerca de “La Glorieta”, sorprende la posibilidad de interactuar con los zorritos, que en este lugar suelen ser muy mansos. Entre arbustos y piedras, habitan el zorrito gris (pampeano) y el zorro de monte. Se recomienda habitualmente no alimentarles y, según la época, se les puede llegar a observar incluso con sus cachorros y circunstancialmente se puede apreciar a las zorras amamantando. En las lagunas, en tanto, guías han registrado el ingreso del yacaré ñato.

Otra singularidad de este Parque Nacional es la presencia de aves migratorias que cruzan el Río Uruguay, al que toman como corredor biológico, y al acercarse a la costa, conmueven a quienes los admiran desde los miradores costeros. Aguiluchos langosteros completan su ciclo reproductivo en los bancos de arena, lo que representa, entre tantas otras, una de las postales más extraordinarias.

El Parque Nacional tiene también un muy cuidado camping que le permite a las familias, los grupos y los visitantes particulares, pasar la noche en el lugar, para poder conocer con más tiempo la abundancia de aves que habitan en la zona. Entre tantas especies, se puede ver al frutero azul, declarado monumento provincial. En lo que a vegetación respecta, quien elige quedarse en el lugar, puede darse permiso para recorrer sin apuro el circuito histórico donde, entre guayabos colorados, blancos y amarillos, se observan especies de gran porte como los “ibirá pitá”. También salen al paso enredaderas y ejemplares de ubajay, en caminatas que derivan en la playa, desde donde las postales del atardecer conmueven antes de regresar al camping.

En los recorridos para observadores nocturnos, es un deleite capturar las floraciones de cactus que se abren cuando se retira el sol. En esas caminatas, deslumbran también los siempre singulares búhos y las seis especies diferentes de murciélagos que pueblan el Parque Nacional El Palmar. También cautivan en las jornadas de luna llena, las especies de “mayuato” o “aguará popé”; conocidas comúnmente como “osito lavador”: muy vistoso ejemplar, semejante al mapache. En el arroyo El Palmar, en tanto, la curiosidad tiene su premio cuando se dejan ver los lobitos de río, interactuando en comunidad.

Para mayor información: http://www.colonturismo.tur.ar