A minutos de Puerto Deseado

Cabo Blanco, paraíso de fauna en Santa Cruz

A 88 km de Puerto Deseado, accediendo por el kilómetro 25 de la ruta Nacional N°281, siguiendo el sendero de ripio por ruta 14 y 91 respectivamente, el camino pisado nos llevará en dirección al majestuoso Cabo Blanco. Dueño de una corona costera de tres pálidos morros rocosos que le ha otorgado su particular nombre desde el Siglo XVI, cuando los grandes navegantes europeos seguían la línea de costa, para crear los bosquejos de los primeros mapas del mundo.

El cabo posee una costa dominada por formaciones rocosas que bordean la playa y está rodeada por dispersos islotes que sirven de hogar y refugio para la colonia de Lobos Marinos de dos pelos más grande de la Patagonia y cormoraneras de elegantes Cormoranes Grises, Cormoranes de Cuello Negro y numerosos ejemplares de Cormoranes Imperiales. Durante los meses de Marzo-Abril, también es posible avistar desde la costa a casuales Orcas y Delfines Australes.

Como Reserva Natural, antigua explotación salina y veterana en lo que a registros arqueológicos y menciones históricas se refiere, Cabo Blanco retiene más de un decalustro de historia, reflejados en las viejas construcciones aledañas y el antiguo Faro “relámpago”, actualmente inhabitable, cuya disposición estratégica y construcción meticulosa, le otorga la merecida descripción como el Faro Centenario más completo de su época, alcanzando hasta 21 millas de distancia de alcance lumínico y con un innovador sistema de calentamiento interno que le permitió deshacerse del problema de vidrios empañados y mejorar la calidad de la luz que emitía, durante el gélido invierno patagónico, allá en sus primeros años de servicio.

La colonia de Lobos Marinos que habita la costa es un visitante fijo del sitio, con miles de años de antigüedad, que fueron cazados implacablemente por varios siglos antes de que Cabo Blanco se formalizara como una área protegida de la costa patagónica. Fueron vecinos cercanos de las comunidades que habitaron la zona, antes y durante las primeras décadas del Siglo XX.

Hoy en día, es posible visitar la salina, como un terreno de blanco pálido extendiéndose por varios kilómetros de llano, ésta constituyó el apogeo económico de la región durante varias décadas, debido a la ideal conservación de alimentos para la distribución y venta previos al frigorífico. También es posible acercarse a las antiguas edificaciones aisladas y acampar en el sitio, al reparo de las rocas y con el acompañamiento tranquilizador de la marea rompiendo contra la costa, en lo que es conocido como el sifón de Cabo Blanco, compartiendo entre mates algunas de las numerosa historias, anécdotas y relatos fantasmagóricos, extendidos de boca en boca por los antiguos vigías del sitio.

Su atractivo natural, cultural, fotográfico e histórico, complementado al tranquilo ambiente, aislado del ajetreo citadino, colocan a Cabo Blanco en la lista de lugares imperdibles para un viaje por la patagonia argentina.