La Fiesta Nacional e Internacional del Poncho que se realiza en el Predio Ferial Catamarca desde el 14 y hasta el domingo 23 de julio, es el atractivo turístico elegido por turistas de todo el país que llegaron a Catamarca para disfrutar sus vacaciones de invierno.
Visitantes de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, La Rioja, Chubut, Entre Ríos, San Luis, y de Colombia, Francia, Brasil, Uruguay, Bolivia, recorrieron los distintos espacios de la feria artesanal que cuenta con 700 expositores distribuidos en 550 stands en los pabellones de artesanías, diseño, productos regionales y bodegas y delicatessen. También recorrieron la fiesta turistas de Andalgalá, Belén, Pomán, Antofagasta de la Sierra, Tinogasta y El Alto. La mayoría viajó en familia, y en menor porcentaje lo hizo en pareja y con grupo de amigos y amigas.
La información surge del relevamiento realizado durante el fin de semana por la Dirección de Calidad Turística del Ministerio de Cultura, Turismo y Deporte en conjunto con la Subsecretaría de Estadísticas del Ministerio de Trabajo, Planificación y Recursos Humanos.
Una pareja de turistas de Santa Fe contó que visitó la provincia en muchas oportunidades y expresó que siempre descubren una nueva maravilla turística para recorrer. “Vinimos otras veces a Catamarca y estamos sorprendidos cómo creció la Fiesta del Poncho, porque hay más espacios para recorrer, muchísimas artesanías, mucha oferta de gastronomía y los espectáculos culturales del Patio de las Provincia”. Valentin llegó con su familia de La Rioja, dijo que “Catamarca está hermosa y el Poncho siempre es un plan perfecto para visitar, recomendamos a toda la gente del mundo que venga a visitarla”.
Estela Maris, de Buenos Aires, contó que en otros viajes visitó Londres, Belén, Pomán, Andalgalá, y que este año decidió pasar las vacaciones en la Capital para poder disfrutar de la Fiesta del Poncho. “Siento a Catamarca como mi casa, y este año voy a disfrutar la Fiesta del Poncho que cada vez es más grande y se necesitan varios días para poder recorrer y ver las artesanías y todas las propuestas que pueden visitarse”.
Bodegas y Delicatessen, un espacio para tentarse en el Poncho 2023
Cada rincón de Catamarca se ve reflejado con sus bodegas, productos gourmets, chacinados y mieles, donde además se encontrarán con productores de licores y fernet, hilados y tejidos. El lugar, ubicado en unas de las grandes carpas laterales que se encuentran al final y a la derecha del pasillo central, contiene a unos sesenta productores que ofrecen lo mejor de sí y fue desarrollado por el Ministerio de Inclusión Digital y Sistemas Productivos del Gobierno de Catamarca.
Entre los productos gourmets se puede encontrar pastas de aceitunas, tomates con pistacho y aceite de oliva, un verdadero placer al paladar, o bien unas combinaciones impresionantes de mostaza, y las llamativas infusiones gourmets de yerba mate y te artesanal.
Este espacio suma fábricas de cervezas artesanales, licores y destilerías que proponen gin, sin olvidarnos de los productores apícolas que ofrecen mieles de altísima calidad, hasta incluso una empresa que produce mieles donde las abejas recolectan su polen solamente de naranjales.
Las fábricas de alfajores también tienen su lugar, populares ya entre los catamarqueños. Los fabricantes aprovechan el espacio para promocionarse a nivel nacional. Se pueden encontrar distintos productos como los realizados con harina de nuez y dulce de leche, los siempre presentes alfajores de dulce de leche con chocolate, los de membrillo y los no tan tradicionales alfajores de arrope, o de soja, o de quinoa y chia, o bien de algarroba, sin dejar de nombrar los alfajores menos tradicionales de lentejas, avena, arveja, maíz cocido, mandioca o garbanzos.
El lugar propone además la presencia de fabricantes de cigarros artesanales, con un producto netamente catamarqueño, con su propia planta de acopio y manufactura. Los productores de nueces también tienen varios espacios, ofreciendo productos certificados, con altísima calidad, netamente orgánicos y desde el productor al cliente se encuentran en este espacio que propone el gobierno de la provincia en el Poncho. Además, entre tantas novedades de este noble producto, se puede adquirir una crema untable de nuez, rica en omega 3 y 6, vitaminas B, C y E, un antioxidante natural que tiene proteínas vegetales.
Cremas corporales, cremas faciales antiedad, y cremas hidratantes, especies, aromáticas, chacinados y quesos artesanales, con la particularidad que se pueden comprar algunos sandwichs y picadas, completa un lugar que no hay que perderse en su visita al Predio Ferial.
Propuestas para divertirse en el Espacio INCAA
El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) trae dos propuestas a esta edición de la Fiesta del Poncho. Por un lado, el ciclo Cine Bonsai, que incluye seis cortos animados para toda la familia, con videos de presentación de cada uno de sus directores. Y por otro, la atracción principal, que es el fondo croma o infinito, utilizado para poder trasladar a los actores a escenarios virtuales. Ambas opciones se ofrecen en una carpa inflable color azul montado detrás del escenario mayor, al lado del espacio de juegos infantiles.
El croma es una técnica que se basa en la iluminación. Se trata de la utilización de un fondo verde, porque es el color que menos tiene la piel, el cual se puede reemplazar por escenarios de fondo de lo más diversos. Así, las personas se ubican frente a este fondo y se pueden observar a sí mismas en un monitor que va cambiando de paisajes. La gente puede verse a sí misma festejando junto a la selección nacional en la célebre postal de la Scaloneta con Messi y la copa, viajando en una nave espacial, o sentada en el living de Los Simpson, entre otros posibles contextos. “Estamos preparando algunas escenas icónicas del cine argentino para que la gente pueda aparecer ahí y así trasladar un poco de todo lo que hay detrás de escena dentro de la producción y la técnica del cine”, adelantó Califano.
Mientras tanto, en una pantalla ubicada en el mismo espacio, se pueden observar los cortos animados aptos para toda la familia. La programación incluye a La calesita, un cortometraje de Augusto Schillaci que ganó el Premio Canal + otorgado por el jurado junior en el Festival Internacional de Annecy (Francia); El árbol ya fue plantado, de Irene Blei, corto ganador del Concurso Nacional de Cortometrajes Regional INCAA en 2018; El after del mundo, de Florentina González, premiado en el festival Tricky Women de Austria; y Las peripecias de Sir Percival, de Mariano Bergara, Javier Mrad y Becho Lo Bianco, nominado recientemente a Mejor Desarrollo Visual de Obra de Animación en los Premios Quirino y ganador de Mejor Animación Argentina en el Festival ANIMA de Córdoba.
También forman parte de este ciclo la coproducción entre Argentina y España LOOP, de Pablo Polledri, primer director argentino que logra el Premio Goya en la categoría Mejor Cortometraje. Pasajero, corto de Juan Pablo Zaramella, conocido por su multipremiado trabajo Luminaris. Este cortometraje realizado con una modalidad inédita, utilizando pequeños trozos de papel a través de la técnica stop motion y Pasajero, que fue exhibido en la ceremonia de cierre del prestigioso Festival Internacional de Animación de Annecy, Francia, y fue el único cortometraje animado de Latinoamérica dentro de los preclasificados para los Premios Oscar de este año.
Los ponchos, textiles que deslumbran y son el alma de la fiesta
El poncho es el principal patrimonio cultural de nuestra provincia: hecho a mano, con procedimientos transmitidos de generación en generación, siguiendo técnicas antiquísimas con materias primas locales y naturales. Recorrer los salones de artesanías de la Fiesta del Poncho es una invitación para conocer la historia y los procesos con que se produce la prenda que le da el nombre a la fiesta de invierno más importante del país.
El proceso de convertir la lana en hilos es completamente artesanal: comienza con la selección de la materia prima, el descerdado -método para separar las fibras más largas y gruesas de las más finas y cortas-, y la limpieza del vellón hasta dejarlo preparado para ser hilado a mano con huso o rueca. Una vez listo, se tiñe hasta adquirir el color deseado, se prepara el urdido en el telar con la cantidad adecuada para cada prenda, para luego comenzar a tejer.
Las tejedoras, tejedores e hilanderos aprendieron las técnicas mirando a sus mayores, desde los procesos más simples como son el ovillado o el urdido hasta el más complejo como es el tejido mismo. Como cuenta Graciela Salvatierra “la escuela eran nuestros padres y abuelos, desde chicos nos ponían a ayudar, a urdir, así aprendí”. En la mayoría de las casas todo el grupo familiar se involucra en la tarea. En el caso de la familia Salvatierra, Graciela trabaja junto a su esposo y sus tres hijos. Al Poncho vino acompañada por uno de ellos, Mauro Gutiérrez, quien cuenta que de chico empezó a trabajar, “también nos poníamos a urdir, era una obligación más”.
La confección de un poncho puede llevar entre uno y ocho meses dependiendo el material con el que se trabaje y teniendo en cuenta todo el proceso previo al tejido. Las prendas elaboradas en lana de oveja y fibra de llama son más rápidas de confeccionar; en tanto que las de vicuña, al ser una fibra más fina puede llevar un tiempo aproximado de entre cinco y ocho meses, un trabajo que en este caso también incluye la clasificación del color: el cuerpo de la vicuña está cubierto con un denso y suave pelaje color marrón rojizo en la parte superior, beige en los flancos y blanco en las áreas del pecho y cuello.
Algunos artesanos realizan el mismo proceso de teñido y secado al sol usando tinturas industriales. Mauro Gutiérrez utiliza, además de tinturas naturales extraídas de la cochinilla, el nogal o el algarrobo, anilinas: “Las anilinas llevan un alumbre que es un mordiente que hace que afirme el color y no destiña”.
Mauro es un gran colorista, se destacan sus ponchos de guarda atada también conocida como guarda Ikat. La técnica, una de las más complejas, consiste en dibujar el diseño sobre los lisos y amarrar muy fuertemente con trapos de algodón los sectores que no se deseen ser teñidos. También realiza ponchos cuyas superficies replican círculos teñidos luego del tejido y mediante una técnica de atado similar al batik.
Yamil Gutiérrez también realiza ponchos de guarda atada, pero en su stand llama la atención un poncho de damero en tejido doble faz. Yamil tiene 25 años, es hijo y aprendiz de la maestra tejedora Andrea Gutiérrez. En su puesto, ubicado en una de las esquinas del pabellón Peregrina Zárate, también se pueden apreciar trabajos en cordoncillo, ojo de perdiz, laboreo y peinecillo. Yamil cuenta que son once hermanos y la mayoría teje junto a sus padres, aunque su mamá reconoce que es el más artesano de todos sus hijos, tal es así que el año pasado recibió el premio al Joven Artesano Catamarqueño y el Premio Aldacira Flores de Andrada al Artesano Revelación.
Durante el itinerario los visitantes podrán sumergirse en nuestra cultura tejedora y deleitarse con una diversidad increíble de ponchos, elaborados por diferentes manos artesanas de la provincia. Los pabellones de artesanías están abiertos al público, todos los días, de 13 a 22 horas.