Lejos de la rutina, las multitudes y el bullicio, existen pequeños paraísos vírgenes en la Costa Atlántica bonaerense que prometen un respiro reparador. Arenas Verdes, Los Ángeles, Quequén y San Cayetano son sinónimos de serenidad y belleza natural.
Travesías en paisajes inigualables
La aventura comienza a la altura del kilómetro 108,5 donde un balneario con aguas color esmeralda sorprende a quienes aman el mar con actividades como natación, surf, caminatas, pesca y buceo. Arenas Verdes forma parte del partido de Lobería y cuenta tan solo con veinte habitantes. Sus médanos rodeados de frondosos bosques fueron declarados Paisaje Protegido de Interés Provincial.
Continuando por la ruta durante 10 kilómetros se llega a Necochea; allí la localidad de Quequén es otra parada imperdible por su puerto pesquero, uno de los más importantes de la región, que forma parte de la cultura de la comunidad local forjada alrededor de la actividad marítima.
Con extensas playas de arena dorada y aguas calmas, restaurantes, bares y tiendas, combina la serenidad del mar con la vitalidad de la vida urbana. Cuenta con otro balneario aledaño de arenas blancas y aguas cálidas llamado Los Ángeles, con atractivos bares y heladerías para visitar en familia.
La travesía finaliza en San Cayetano, un pequeño pueblo con tan solo cincuenta habitantes estables. Sus 28 kilómetros de costa virgen luce una playa amplia con bahías, afloramientos rocosos y grandes médanos que permite conectar con la naturaleza. Allí se pueden realizar deportes náuticos, pesca deportiva, visitar barcos encallados, hundimientos y pasear en kayaks o en bicicletas.
A lo largo de la costa bonaerense, estos tesoros naturales invitan a soñar y relajarse en la tranquilidad del paisaje marítimo. Ideales para un fin de semana, estos pequeños balnearios abren puertas al disfrute y la renovación de energías.