Por María Luisa Braña, especialista en Turismo Responsable
El Turismo Slow es una forma de hacer turismo, que involucra un proceso de reflexión a la hora de planificar un viaje o diseñar productos y servicios turísticos. Ese proceso reflexivo tiene que ver con considerar los beneficios que genera la actividad turística en los destinos según el tiempo que dedicamos a los viajes.
El Turismo Slow es la disposición a planificar el viaje con un propósito. Se asocia a la capacidad de detenerse a contemplar cada detalle de mis paseos sin horarios apretados. Es la dicha de saber que puedo disfrutar de un mismo lugar el tiempo que necesite, sin prisa, ni itinerarios sobrecargados.
Este modo de conocer tiene una percepción significativa del tiempo que implica vincular la experiencia turística con el destino anfitrión de manera estrecha y profunda para descubrir la intensidad de su patrimonio natural y cultural. Se relaciona con tener en cuenta lo que ofrece el destino desde el inicio del viaje y celebrar sus hábitos, sus costumbres y su espacio natural.
Son recomendables los viajes de cercanía, aprovechar los destinos dentro de mi municipio o mi provincia y pasar más tiempo en un mismo lugar. Más cerca, más tiempo, más información del destino, son los requisitos ideales del Turismo Slow.
Además, viajar de manera más pausada y sostenible es una actitud generosa con el entorno, porque el turista tiene la posibilidad de vincularse con el destino anfitrión no sólo para beneficiarse con situaciones placenteras, sino también para generar beneficios al entorno natural, cultural y económico.
Buenas prácticas de Turismo Slow en nuestros viajes
* Planificación: planificá tus viajes, así conoces de antemano algunas costumbres del destino que te pueden ayudar a aprovechar de mejor manera tu tiempo y tu dinero, sin contaminar el ambiente y generando beneficios para la comunidad local (distancias ,transporte público, hoteles responsables, guías locales, gastronomía local, et)
* Un destino por más tiempo: disfrutá de tus vacaciones en un solo lugar, preferentemente en destinos menos tradicionales, los que necesitan de tu visita para reactivar su economía y celebrar su cultura. Más días y menos destinos es la clave para el Turismo Slow
* Conectar con el entorno: Prestá atención a los sonidos, escuchá lo que sucede a tu alrededor en silencio, reducí la contaminación auditiva para conectar con el entorno natural y social del destino.
* Protocolos de bioseguridad: solicitá información a tu agente de viajes sobre los protocolos de bioseguridad implementados en esta época de pandemia, para ser respetuoso con el prestador de servicios, cuidar tu salud y la de todos.
* Tiempo: tomate tu tiempo para disfrutar del paisaje, de una sobremesa, de una caminata, de una compra en un mercado local, de un atardecer. Realizá tus actividades con el tiempo necesario para conectarte con el entorno, ya sea un entorno urbano o rural.
* Baja temporada: disfrutá de destinos en las temporadas menos visitadas para reducir el impacto de la sobredosificación turística.
* Celebrar: recordá privilegiar el binomio diversión-celebración, es decir, realizar actividades turísticas pensando en divertirse, pero también en celebrar, en celebrar las costumbres, la naturaleza, la posibilidad inigualable de conocer un mundo nuevo (dicha y privilegio de pocos).
* Comunicación y feedback: cuando regreses de tus viajes, conectate con tu agente de viajes o tu hotel para comentarle tu satisfacción en los servicios. Visibilizá en tus redes tus mejores recuerdos y fotos, tu mensaje puede ser muy poderoso para motivar a otros a sumarse al espíritu del Turismo Slow.