Por Diego Conca, Turismo& Gestión
Desde la pintoresca localidad de Puerto Deseado, ubicada al noreste de la provincia de Santa Cruz, se encuentra a unos 120 km de la ciudad, uno de los espacios de defensa de la flora y fauna autóctona de la estepa y área marítima Patagónica. El Parque Natural Provincial Monte Loayza, y la Reserva Asociada Cañadón del Duraznillo, se erigen como un importante espacio de preservación para la diversidad costero-marina, al tiempo que fomenta la educación del ambiente y el ecoturismo. De esta manera, en compañía de guías altamente calificados y de guardaparques, es posible acceder a experiencias únicas que propician un contacto plurisensorial con la naturaleza en su estado más puro.
El camino a lo natural
La Reserva Natural Provincial Monte Loayza posee una superficie de 1750 has. y está ubicada al sur del Golfo de San Jorge. Ésta tiene como principal objetivo el de proteger el patrimonio paisajístico, natural y cultural del lugar y forma parte de la eco región de la costa marina patagónica. La Reserva Asociada Cañadón del Duraznillo es un área adyacente a Monte Loayza, de 1.340 ha. Desde Puerto Deseado, se puede acceder a través de 81 Km de asfalto por la Ruta Nacional 281.
Con su imperiosa proyección al infinito, fundado en la planicie típica del distrito fitogeográfico de San Jorge, se transita hasta la intersección con la ruta provincial 68. Allí, ante un sutil, pero creciente cambio en la fisonomía, este camino de ripio sirve de preludio para el escenario natural que enmarca la labor proteccionista en el Parque Natural y Provincial Monte Loayza. Luego de 38 km de insinuantes ondulaciones se accede a la ruta 14, hasta la tranquera de la Estancia “La Madrugada”, entrada oficial a Monte Loayza, ya que desde diciembre a marzo se predispone como anfitrión para todos aquellos que deseen visitarlo.
Sigilo y destreza, vivir la experiencia sin ser detectado
El principal atractivo del Parque es la comunidad de aves y mamíferos que se asienta sobre las playas de canto rodado. Destacan, particularmente, los lobos marinos de un pelo y las diferentes especies de cormoranes que allí se agrupan. Los Lobos marinos, también llamados “Leones marinos” debido al pelaje que rodea el cuello de los machos, se yerguen como una de las principales Loberías del mundo, cuenta con una población fija de 8000 a 9000 lobos; en diciembre, debido a la migración desde otros sitios, la lobería alcanza un número de más de 20000.
Desde el centro de visitantes, y siempre acompañados por los profesionales, se recorren 7 km, con una dificultad media. En el camino, se realiza un sendero peatonal silvestre hasta dar con la lobería. De acuerdo con los objetivos que fundamentan la creación del Parque, es imperativo evitar al máximo que la presencia de los visitantes altere el entorno natural, para no provocar estampidas por verse asustados ya que no están acostumbrados a la interacción con humanos, y pueden provocar la muerte de las crías más pequeñas; en silencio, y siempre tapados, se llega a una piedra que tiene un “visor” que invita a una interpretación especial de lo que se percibe allí: como escenario, la costa pura, sin la intervención del hombre, que genera la sensación del horizonte inacabado que sólo el océano puede brindar, encuadrado entre las grandes formaciones rocosas que sólo se dejan ver durante la marea baja y son ocupadas por las especies animales que allí habitan; y al frente, como personajes estrellas y de total rol protagónico, los lobos marinos.