Por Melisa Villa, periodista turística. Rosario, Santa Fe.
En el departamento de General Obligado, al noroeste de la provincia de Santa Fe, se despliega la inmensidad del segundo humedal más grande del territorio argentino.
Mezcla de naturaleza, paisaje silvestre, historias de nuestros ancestros, flora y fauna, son algunos de los elementos que le dan vida a este sitio Ramsar, consagrado a nivel internacional en el año 2001 como uno de los humedales más extensos de Argentina, por la Convención Ramsar, con sede en Suiza. La Convención es un tratado Intergubernamental, que tiene la misión de conservar y concientizar sobre el uso racional de los humedales en todo el mundo.
Fuente de inspiración para el arte, la literatura, los hemos visto plasmado en pinturas, hemos oído innumerables acordes de nuestro folklore que nos hablan de los humedales, pero realmente, ¿cuánto conocemos sobre estas tierras?
Ana María Cainelli, Técnica en Turismo y Comunicación, trabajadora voluntaria de la Convención Ramsar y creadora del sitio Rejaaukanigás.org expresó al respecto: “Los humedales son las fábricas de agua dulce del planeta, sólo el 2% del agua del planeta es agua dulce. De ahí la importancia de conservar y hacer un uso racional”.
Sobre el significado del lugar, Cainelli destacó: “Jaaukanigás significa gente del agua, vocablo perteneciente a una de las etnias de los abipones, que eras quienes vivían en el agua. Toda su vida se desarrollaba en este entorno, sobre sus canoas. Estas tribus no bajaban a tierra y cuando lo hacían generalmente era para enfrentarse con otros grupos”.
Es uno de los humedales más grandes de nuestro territorio y tiene una extensión de casi 500 mil hectáreas. Se ubica en el río Paraná, Departamento General Obligado, en el nordeste de Santa Fe. Se extiende desde el paralelo 28 hasta el arroyo Malabrigo y desde el cauce principal del río Paraná (límite con Corrientes) hasta las rutas 1 y 11.
La ciudad de Reconquista es el corazón del sitio Ramsar. Con un clima sub tropical, con sensaciones térmicas que ascienden a los 52° alberga infinidad de especies de flora y fauna que, debido a las condiciones climáticas, encuentran en este lugar, el espacio ideal para su desarrollo.
Las plantas y árboles autóctonos son muy grandes en la zona y le otrogan sombra. Ambay, balcoca, jabón de palo, maní de los indios, tatanés, algunos de los extraños nombres de la flora local, algunas otras especies para nombrar, sauces, totoras, repollitos de agua, mburucuyá, juncos, irupé, flecha de agua o pata de loro y una lista interminable de especies, que hacen de este un santuario de biodiversidad.
Si hablamos de plantas, podemos hacer referencia a lo que los habitantes de la zona bautizaron como “Farmacia de la isla”, haciendo alusión a todas aquellas que tienen propiedades medicinales y que nuestros antepasados usaban para sanar heridas y algunas enfermedades y que incluso hoy en día se utilizan para la realización de cremas, esencias, jabones de la industria farmacéutica.
La fauna también se destaca en el humedal: hay 365 especies de aves registradas hasta ahora. En las recorridas uno puede apreciar los monos carayás, los ofidios, yacarés overos y negros, carpinchos, comadrejas, cuises, ñandúes, pumas, gatos montés y gran variedad de peces. Todos ellos están resguardados y protegidos, algunos en peligro de extinción por la caza indiscriminada.
Cuando hablamos de humedales y pantanos, automáticamente se hace la relación a historias tenebrosas y mitos que surgen en torno a estos lugares. Jaaukanigás no es la excepción y alberga entre sus camalotales, cientos de leyendas que atrapan a sus visitantes y hacen de estos senderos de agua, lugares llenos de mística y misterios.
Este sitio virgen, de a poco, se va posicionando como destino turístico e incorporando distintas actividades, todas controladas en el marco de la preservación del espacio. La mejor temporada para visitarlo es de marzo a noviembre, debido a que en las épocas de verano las temperaturas son muy elevadas.
Quienes visitan el humedal pueden disfrutar de gran variedad de actividades como kayak, caminatas por senderos, cabalgatas, avistaje de aves, safaris fotográficos y una de las propuestas más atractivas es pasar la noche en las islas, fogones acompañados de guitarreadas y algo rico para degustar, gozando de los sonidos de la naturaleza. Se trata de una propuesta muy tentadora para aprovechar.
Como en todo territorio de agua, la práctica pesquera es otro de los deportes y está regulado como pesca con devolución y en épocas de bajante se respeta la veda, así como las especies que no se pueden pescar porque están en peligro de extinción, debido al abuso que se hizo de recursos. Para aquellos que quieren realizar esta actividad pueden contratar guías especializados que cuentan con las embarcaciones, los implementos y la experiencia necesaria para ingresar en los riachos.