En pleno corazón de la sierra del Tontal, y de cara al valle de Calingasta –un verdadero oasis sobre el desierto sanjuanino- el Parque Nacional El Leoncito resulta todo un apelativo a los sentidos.
Pocos lugares en el mundo pueden jactarse de tener un cielo con la calidad del que envuelve a la Naturaleza cuyana en esta porción de maravillas. Su limpieza y diafanidad, con un número cercano a las trescientas noches despejadas por año, son condiciones ideales para la observación, y por ello sobre el macizo cordillerano resaltan las moles blancas de dos complejos astronómicos de gran importancia a nivel nacional y mundial.
Saben que no están solos, y que necesitan ayuda. Los Parques Nacionales son porciones del territorio argentino destinadas a proteger y promover espacios importantes y representativos del patrimonio natural y cultural de nuestro país.
Conservando una muestra representativa de ambientes tales como el Monte, la Puna y Altoandino, y protegiendo plantas y animales exclusivos de la región, especies amenazadas y otras muy presionadas localmente, el Parque Nacional El Leoncito también contribuye al mantenimiento de ese cielo, evitando las consecuencias de actividades humanas que generan luces y polvo atmosférico que amenazan seriamente su calidad natural.
De esta manera, el suelo, el hombre y las estrellas se toman de la mano para ofrecer a la capacidad de asombro el espacio ideal para un sueño posible.
Complejo Astronómico El Leoncito: “El cielo entre las manos”
El camino que atraviesa el Parque Nacional El Leoncito se engalana enmarcado por jumes, jarillas y retamos. De pronto, el blanco perfil de una imponente estructura se recorta sobre la sierra del Tontal desafiando al crepúsculo.
Ante los asombrados ojos del visitante, aparece El Complejo Astronómico El Leoncito (C.AS.LEO). Creado en mayo del año 1983 como un Centro Nacional de Servicios para la Comunidad Astronómica, brinda el servicio de observación a los investigadores y lleva adelante tareas técnicas y científicas que contribuyen al progreso de dicha ciencia.
Cotidianamente, abre su enorme cúpula para permitir a observadores y turistas acceder a un cielo de gran oscuridad, despejado de nubes y con viento inexistente, con una atmósfera diáfana y exenta de contaminación, a 2552 metros sobre el nivel del mar, y protegido por el Parque Nacional El Leoncito.
Desde su impresionante telescopio de 2,15 m de diámetro, los astrónomos utilizan las leyes de la física para determinar cómo responden y reaccionan los objetos del espacio.
El resto de los mortales, simples espectadores de un universo remoto, encuentran escondidos en el infinito deseos y promesas de enamorados, misterios inabarcables y la necesaria dosis de humildad para comprenderse mínimos ante semejante despliegue universal.
Con los pies sobre la tierra, el Parque Nacional El Leoncito lo envuelve todo con el rumor del agua y el silencio furtivo de su fauna, para asegurar que la acción humana no altere las excepcionales condiciones naturales que caracterizan el cielo sanjuanino.
Fuente: Intendencia Parque Nacional El Leoncito